Hablemos de amor
7/13/20162 min read
Hay muchas cosas en mi vida que me aterran. Una de ellas es decidir compartir mi vida con una persona. Elegir una pareja. Desde pequeña he alardeado de mi facilidad para entregarme y confiar en las personas, pero la verdad es que he vivido con miedo al compromiso mi vida entera. Desde mi infancia conocí lo que es el abandono, entonces ¿cómo podría realmente volver a confiar en alguien? El otro día alguien me dijo que la mejor forma de hacerlo es dando un salto de fe. Pero la confianza siempre me ha parecido inestable y poco familiar. Sin embargo hoy quiero decirle sí. Decir sí a pesar de que todo dentro de mí grite: «¿Estás loca? Si lo haces va a dejarte y a la larga vendrá el dolor». Quiero decir sí a pesar del profundo miedo que me asegura que eventualmente esa persona va a correr, morir, o desaparecer. Quiero decir sí.
Si soy sincera, la verdad es que nunca he sentido tal amor con ninguna pareja. Pero aún así no pierdo la ilusión de poder sostener la mano de mi ser amado todo el día. Sentarme en sus piernas. Llorar en su hombro. Estar en silencio. Hablar. Y amar. Tener una semana sin distracciones. Sin teléfonos. Sin Netflix. Sin alcohol. Nada en medio. Sólo él y yo.
Normalmente hay muchas cosas que hacer; trabajo, pendientes, miedos. ¿Cuándo fue la última vez que miramos a los ojos, no sólo de nuestra pareja, sino de nuestros seres amados en verdad? ¿Cuándo fue la última vez que fuimos honestos el uno con el otro?
Anteriormente tenía la impresión de que con el paso del tiempo la pasión disminuía. Bien, no es así. Definitivamente no. La pasión no se pierde, las personas sí. No puedo mantener una relación apasionada si he perdido la pasión por mi misma. Es algo que comienza adentro. Así el amor. Y quiero amar-me plenamente. Quiero que nazca. Brote dentro de mí. Que me haga sonreír. Ese amor.
Hay una frase de uno de los poetas persas más influyentes del siglo XIII, Rumi que dice: «Tu tarea no es buscar el amor, sino buscar y encontrar las barreras dentro de ti mismo que has construido contra él». Y mi verdad es que he mantenido ese amor a raya, alejándolo a través de una muralla construida de inseguridades. ¿Cómo amar si no soy capaz de amarme a mi misma? El amor sólo es posible una vez que hemos decidido que somos demasiado valiosos como para seguir soportarndo el peso de nuestro pasado. Porque somos importantes y merecemos amar-nos. Una vez que soltamos todo ese peso somos libres... Y también el amor.
© 2024. Todos los derechos reservados.