La chica de las cerillas

1/28/20252 min read

Soy la chica de las cerillas. Desde siempre he tenido la sensación de que mi memoria trabaja como una, porque todo marcha bien por un tiempo, hasta que, tarde o temprano, el fuego se extingue y llega la oscuridad del olvido. Me ocurre a veces, mi cerebro desecha recuerdos formados al momento. Cualquiera dirá que es algo bueno vivir así. Sin cargar demasiado peso en la mochila. Pero como no soy cualquiera, pienso demasiado, puedo decir que almacenar películas con escenas eliminadas es abrumador.

El otro día, un amigo y yo tuvimos una discusión. Pequeña, nada grave. Y cuando me llevó a casa, antes de despedirme de él, me tragué mi orgullo y le dije que no quería dejar las cosas así. Entonces sin mucho ánimo hablamos sobre lo que pasó y me sorprendí al escuchar sus palabras. Me dijo que no estaba molesto por lo que había ocurrido, sino por lo que yo le había dicho. Una frase como el caudal iracundo de un río desbocado. Y de repente estaba habitando el recuerdo. Evoqué lo que pasó antes y lo que pasó después de hacerlo, pero el intermedio era una hoja en blanco salpicada por una mezcla de enfado y frustración. Entonces me mordí la lengua y me eché a llorar allí mismo. Pero no lloraba por algo que hacía cinco minutos ni siquiera recordaba, sino por la intermitencia de mi memoria. Porque como esta historia tengo muchas más. Fotografías que llenan el álbum de mi cabeza y que al cogerlas para revivir esos momentos durante una reunión con mis amigos mientras disfrutamos de una cerveza, descubro que nunca fueron a color, sino en blanco y negro.

Que tu cabeza decida contarte una película editada de tu vida y se reserve las espinas para ese recuerdo oculto en algún recóndito lugar del cerebro, esperando en silencio a ser descubierto, como una tumba faraónica en el desierto, es un arma de doble filo. Por un lado te protege. Te vuelve ligero. Una pompa de jabón capaz de abrirse paso hacia el presente sin la violenta gravedad del pasado. Pero por otro..., por otro te deja a merced de la duda entre quien eres, quien has sido y quien crees ser. Sembrándote la desconfianza de si la chica que vive en tu memoria es la misma que una vez existió. Quizá lo hizo alguna vez, en tu imaginación.