Perfectos
6/22/20162 min read
«Eres hermosa, alta, delgada y talentosa. Me gusta tu estilo, tu cabello y eres buena en tu trabajo. Además eres muy divertida, tienes una vibra buena onda. Básicamente eres perfecta». me dijo hace un par de años. Y a medida que nos fuimos acercando más, él empezó a notar que yo no me sentía perfecta. Me sentía rechazada por miembros valiosos de mi familia, presionada por mis padres y no disfrutaba ciertos ambientes ni ocasiones especiales, Navidad por ejemplo. Así que me hice más humana ante sus ojos, pero seguía siendo perfecta para él y seguía amando estar cerca de mí y de mi luz.
Recientemente fuimos juntos por una cerveza. Fue de esos momentos para ponernos al día, cuando tratas de resumir meses vividos en una hora de charla. Cerca del final de la reunión le pregunté, «¿cómo lo haces? Siempre eres optimista y tienes tus cosas en orden». Él rió, «son las drogas», dijo antes de remarcar su risa al ver la seriedad en mi cara. Después tuvo que confesar. Me dijo que la respuesta a esa pregunta era una gran cantidad de terapia y tratamiento medicinal prescrito por una psiquiatra para librarse de la ansiedad y enfocarse en lo aprendido en cada sesión. Le contesté que yo también tenía un equipo médico con el que trabajaba, que en especial adoraba a mi psicóloga porque ella me proporcionaba herramientas para trabajar mis emociones por mi cuenta, en la vida diaria. Pero que aún manteníamos las visitas semanales ya que seguía teniendo crisis. Fue reconfortante saber que no era la única que recibía ese tipo de ayuda.
Entonces continué, le conté que padecía un trastorno alimenticio y un trastorno de personalidad desde que era una adolescente. Que estaba habituada a que las personas elogiaran mi cuerpo, mi estilo, mi vida... Hasta que no pude más y me quebré el año pasado. Que mi ex me pidió matrimonio, pero que le dije que no al descubrir que no se enamoró de mí, sino de la chica que pretendía ser. El don de las enfermedades mentales es que podemos usar una máscara tan hermosa que engaña al mundo. Entonces la gente nos mira y piensan: «¡Lo tienen todo! Son perfectos». ¡Ja!
Para ser honesta, la mayoría de las veces ya no me importa que la gente piense eso. Hoy estoy más clara y he modificado esquemas nucleares de pensamientos que me dañaban y puedo ver que realmente lo tengo todo. ¿Puedo mejorar? ¡Sí! ¿Cuál es el punto de la vida si no puedes mejorar, aprender y crecer? ¿Este espacio de crecimiento significa que soy bastante incompetente y sólo puedo ir por ahí fingiendo? ¡De ninguna manera! Pero también siento la obligación de decir que los días que estoy menos clara, confundida. Me empiezo a quebrar y todo se viene abajo. Cada error lo siento como un fracaso: «Realmente no soy exitosa, solamente soy un fraude con talento que va a ser descubierto en cualquier momento».
La máscara que anteriormente mencioné... Bien, es interesante. Cuando estamos ocupados engañando al mundo, también nos estamos engañando a nosotros mismos. Porque realmente somos fuertes, con estilo y las personas inteligentes que pretendemos ser. Así que cuando las retiramos, no reconocemos que los rostros en el espejo son incluso más hermosos. Las personas detrás de las máscaras son todo pero mucho más.
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