Sadomasoquista
5/20/20212 min read
Entonces me di cuenta, tenía una relación sadomasoquista con él. Todos a mi alrededor parecían saberlo, menos yo. Mis padres, mi hermana, mis amigas... Estoy furiosa. No con él, conmigo. Yo soy la sádica, él puede ser quien tiene el látigo, pero yo soy la que me he atado. Atado a mi misma a un hombre que no estaba listo para ser atado. Con un pie afuera y el otro adentro de nuestra vida juntos.
Quizá estaba equivocada. Tal vez él no era mi alma gemela. Ni el amor de mi vida. Tal véz aún no estoy lista para ser domesticada, tal vez nunca lo esté. Tal vez solo necesite seguir siendo libre hasta que encuentre a alguien igual de salvaje con quien seguir siendo libre a mi lado, aunque por ahora mi corazón entero le pertenezca a él.
Todo este tiempo naturalmente pensé que él y yo terminaríamos pasando el resto de nuestras vidas juntos. Pero ahora ese maravilloso sueño se esfumó con el amanecer del nuevo día. Aunque me duela admitirlo, una parte de mí ha empezado a odiar el amor que le tengo. Y no me siento cómoda con eso. Algo tan bonito no debe terminar así. Pero me siento tan molesta con la idea de seguir esperando que llegue a mi casa, que llame a la puerta y que junte todas las piezas de mi corazón roto en un sólo abrazo. Para muchos el pasado es como un ancla que nos detiene. Pero para mí, lo que no me permite pasar página es la esperanza y el ferviente deseo de recuperarlo.
Ya no quiero estar en el lugar en el que estoy. Sentada a la orilla del río esperando que él lo cruce para reencontrarse conmigo. No puedo seguir haciéndome esto. No puedo seguir lastimándome de esa manera. Me he lastimado tanto en esta no-relación que tenemos, que cuando creí que no podía caer más bajo, se abrió más la grieta haciéndome caer en un maldito agujero insondable. Supongo que tengo que dejar ir todos los debería, podría... y respirar hondo para seguir adelante. Aunque me de tanto miedo avanzar sin él tomando mi mano. Aunque siga esperando despertar de la pesadilla que es para mí no estar con él.
Una regla universal es que todo lo que siempre hemos querido llega en el momento en que dejamos de buscarlo. Hasta entonces, no nos queda nada más que reirnos de la confusión y vivir el momento sabiendo que todo sucede por una razón. Porque solo en el dolor se crece, se aprende.
Sé que vacío que ahora siento, es la huella que dejó el amor que le dí. Pero es hora de darme a mí misma lo que él no me ha dado en mucho tiempo y así pagar la deuda que tengo conmigo, al haber estado amando a alguien que no estaba listo para ser amado.
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